Financiado por Plan Nacional sobre Drogas de España (14.000€).
Entrevista a Oriol Romaní Alfonso
Doctor en Historia y Antropología Cultural por la Universidad de Barcelona. Profesor emérito y miembro del Medical Anthropology Research Center – URV (Universidad Rovira i Virgili; Tarragona, Spain). Coordinador del Grupo de Drogas del Consell Municipal de Benestar Social del Ayuntamiento de Barcelona.
Oriol ha colaborado con la RIOD en la elaboración de un documento que contiene información relevante para profundizar en la materia de Salud Pública en Iberoamérica, como marco imprescindible en el abordaje de las adcciones. En esta entrevista nos lo explica.
Tras haber elaborado el documento, podrías, por favor, contextualizar brevemente el tema en Iberoamérica.
Mi conocimiento del amplio ámbito iberoamericano es muy desigual. Aparte de España y Portugal, a lo largo de los años he podido ir conociendo directamente realidades del campo de las drogas en México, Argentina, Chile, Brasil o Uruguay, y un poco menos en Colombia o Venezuela; pero no conozco, más que a través de cierta literatura, los países andinos o centroamericanos.
Dicho esto, creo que en dicho ámbito geográfico y cultural hay dos principales tareas pendientes, relacionadas entre ellas: la de la desestigmatización de todo aquello que se relaciona con el concepto de droga, para poder trabajar con ciertas garantías de eficacia con los problemas que pueden presentar determinados consumos de drogas; y la regulación de las drogas todavía ilegales para poder combatir de manera eficaz contra el azote del narcotráfico, que afecta tan duramente a la vida de millones de latinoamericanos – sobre todo, pero no solamente, poblaciones jóvenes de países como México o Brasil.
Pero mientras se desarrollan estas tareas culturales y políticas, creo que en el día a día del conjunto de Iberoamérica es básico situar la agenda de las drogas en el campo de la salud pública y los derechos humanos, guiados por criterios científicos y de buenas prácticas, como marco indispensable para poder trabajar con garantías de eficacia.
¿Qué impacto prevés que puede tener el documento?
No sé si la palabra prever es la exacta, pero sí que a mi me gustaría que fuera una base para orientar la transformación de las políticas de drogas en la dirección mencionada en el punto anterior. Es lógico que el impacto sea desigual según la ubicación de las entidades en los equilibrios de fuerza locales, en cada país. Pero la RIOD tiene una gran ventaja, pues al trabajar en red puede transmitir a través de ella las experiencias, dificultades, innovaciones, etc. surgidas en los distintos contextos locales, y al compartirlo, discutirlo y elaborarlo, esto puede redundar en un fortalecimiento de las acciones y la capacidad de incidencia de las entidades que trabajan en dichos contextos. Por lo menos, eso es lo que espero…
¿Qué recomendaciones les haces a las entidades de la sociedad civil para que consigan apropiarse del documento y les sea útil de cara a hacer incidencia en sus respectivos países/regiones?
En fin, yo no soy quien para dar recomendaciones a personas y organizaciones con mucha más experiencia que la mía en sus respectivos territorios, pero creo que una buena forma de empezar sería una primera discusión del documento, ampliada con la profundización en alguno de los textos de apoyo que están en él y la incorporación de otros posibles textos. Una vez aclarados los conceptos básicos, o quizás como una forma de colaborar a hacerlo, contrastarlos con las realidades cotidianas en las que trabajan; por un lado, contestando a las preguntas que acompañan el documento, para saber en conjunto donde y cómo estamos, pero por el otro aportando críticas a las limitaciones que se le ven, aportando nuevos aspectos que el documento no contemple, etc. para llegar así al que sería realmente el Documento de Consenso sobre las nuevas políticas de drogas, las políticas de drogas del S.XXI en Iberoamerica.
Creo que es muy importante que en este proceso valoren el caudal de conocimientos -teóricos y prácticos- que tienen dichas entidades, como una base a partir de la cual profundizar o reorientar, según los casos, su trabajo. Un trabajo de carácter, raíz o base profesional, aunque en sus dimensiones sanitarias, sociales, pedagógicas, culturales y políticas vaya mas allá, buscando siempre unas intervenciones en drogas que puedan ser eficaces y, por lo tanto, justas.
¿Cuáles crees que son los retos que la sociedad civil tiene por delante en este tema?
Diría que el empoderamiento de la sociedad civil es un elemento clave; empoderamiento que no significa sustituir al Estado, si no llegar a tener la fortaleza para colaborar de distintas maneras con las instituciones públicas (también a través de la permanente crítica razonada, evidentemente), intentar empujarlas hacia el tipo de políticas de drogas que aquí se sustentan. Lo cual requiere un trabajo de base que fortalezca la participación popular; en este sentido, Latinoamerica tiene la ventaja de que dispone de una gran experiencia, quizás no tanto en el campo de las drogas como en otros, pero que habrá que saber aprovechar también en el desarrollo de políticas y programas sobre drogas. Y tenemos ya ejemplos históricos de que un trabajo riguroso, sistemático y coherente puede acabar influyendo en las políticas públicas.
Accede al documento aquí: https://bit.ly/38xLFTS